“SIGILOSAMENTE, GOLPEÉ EL IMPONENTE PORTÓN

DE MADERA Y HIERRO QUE SE ERGUÍA FRENTE A MÍ”.

HORA DEL ALMUERZO

Casi al unísono, las campanas de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción dieron las dos en punto. Se respiraba el aroma de tantos cocidos que se guisaban en las casas de Almodóvar del Campo cada día a esa hora.

Solo por eso, ya había merecido la pena reservar este hotel en Almodóvar: Hotel Rural Sisapo.

¿Serían estos placeres gastronómicos los que seducirían a Cervantes también y le harían visitar este pueblo manchego con encanto en repetidas ocasiones?

Incluso a través de la gruesa madera de roble que me separaba del interior de este acogedor hotel en Almodóvar del Campo, conseguí percibir el ritmo de unos pasos que se acercaban a abrirme: tal era el sosiego que e vivía aquí a esta cálida hora del día.

EL PORTÓN CHIRRIÓ AL ABRIRSE

Nunca he sido partidaria de la ostentación.

Prefiero los espacios minimalistas donde cada objeto, cada piedra, cada losa, tiene su razón de ser. Aquí no hay dos habitaciones iguales.

¡POR ESO PRECISAMENTE ELEGÍ EL HOTEL SISAPO!

“¿Te fijaste en la Piedra de la Suerte de la Fachada?”

Me preguntó mientras yo admiraba los tejados de colores de las casas de Almodóvar del Campo que se veían desde el pasillo exterior.

“Cuenta la leyenda que todos los visitantes que la toquen al finalizar su estancia tendrán asegurados el éxito y la suerte, así como regresar en el futuro. Así que no te olvides”.

“¡UN POCO DE SUERTE SIEMPRE VIENE BIEN!”

Sus pies se deslizaban con soltura por los motivos geométricos de los azulejos de cerámica. Había leído que los mosaicos eran uno de los iconos del yacimiento arqueológico de Sisapo, muy cerca del hotel. Ahora entiendo por qué se llama así, Sisapo, este alojamiento de Almodóvar del Campo…

Y es que yo solo lograba concentrarme en sus palabras y en todos los detalles del lugar, y sonreír.

LA GEOMETRÍA DE AQUELLAS BALDOSAS Y TODOS ESOS MOSAICOS ME HABÍAN HECHIZADO…

“Esta es la mejor hora para tomarse un respiro”, me dijo con una sonrisa. Así que saqué la novela de Don Quijote y me puse a leer, recreándome en esos lugares entre los cuales aparecía este bonito pueblo, Almodóvar del Campo.

EQUILIBRIO.

Algo me obligaba a recrearme indefinidamente en todos los elementos de este patio manchego:

sus muros rocosos, sus paredes blancas, las impresionantes columnas de mármol, el sonido del agua cayendo de la cascada…

“NO TENGAS PRISA”,
ME DIJO.
NO LA TUVE.

HABITACIÓN CINCO

¿Cómo sabían que era mi número favorito?

“No te preocupes por las maletas. Te las subimos nosotros inmediatamente.”

Fue buscar “Alojamiento cerca de Puertollano”, ver las fotos de este hotel y pensar: no busques más.

Con el tiempo, he aprendido a confiar en mis instintos.

UNA VEZ MÁS, NO ME HAN DEFRAUDADO.